Mi nombre es Desiré y soy estudiante de último curso Filología Hispánica en la Universitat de València.
A través de la oferta de prácticas del ADEIT, contacté con la academia de idiomas Route 66 porque estaba interesada en dar clases de español para extranjeros. Desde el primer momento, Pilar, jefa de estudios de la academia, resolvió todas mis dudas de manera abierta, cercana y muy profesional, por lo que de entre todas las otras ofertas de academias de español, me decanté por Route 66 de Valencia. Y no me equivoqué.
Comencé en octubre haciendo observación de clases para familiarizarme con el método de la academia y conocer a las profesoras y a los alumnos. Esta primera etapa de observación me permitió comprender cómo cada profesora gestionaba la clase y atendía a las necesidades de los alumnos. Asimismo, también pude conocer mejor a los que después serían mis alumnos y detectar de qué forma aprendían mejor.
A partir de la tercera semana, la “profesora” fui yo. Eso sí, siempre acompañada de una de las profesoras de la academia para apoyarme y aconsejarme sobre cómo impartir la clase. Como todos los principios, fue una etapa de adaptación en la que, pese a que no siempre supe cómo hacer bien las cosas, siempre me aconsejaron cómo corregirlas y valoraron todo mi esfuerzo.
Ahora estamos ya en marzo y echando la vista atrás, puedo ver todo lo que la academia me ha aportado. Normalmente hay grupos reducidos, por lo que la atención individual al alumno y sus necesidades tiene una importancia vital en la clase. Además, cada alumno es de una edad y nacionalidad distinta, por lo que los estilos de aprendizaje varían de uno a otro.
Como ya he dicho, la atención, no solo de Pilar, sino de todas las profesoras, ha facilitado mi aprendizaje: su asesoramiento sobre materiales y métodos, su flexibilidad y tolerancia, y su constante accesibilidad han hecho posible que ahora, a dos meses de terminar mis prácticas, no quiera hacer otra cosa que enseñar español, y es todo gracias a la oportunidad que Route 66 me ha brindado.
Un abrazo,
Desiré Jareño Albert